La música como medicina

La música como medicina

Los investigadores están estudiando cómo la musicoterapia puede mejorar los resultados de salud entre una gran variedad de tipo de pacientes, incluyendo a los bebés prematuros y las personas con depresión e incluso la personas que padecen Parkinson.

La música como medicina a los más pequeños

Los primeros sonidos que escucha un niño cuando nace son el pitido de ventiladores, el silbido de las bombas de oxígeno, el zumbido de los carros y el murmullo de las voces de médicos y enfermeras cuando pasan por las habitaciones e incluso en la misma sala de partos. Quizás no sean los mejores sonidos que deba escuchar un bebé al nacer. Un nuevo estudio sugiere que algunos sonidos, como las canciones de cuna o nanas, pueden calmar a los bebés prematuros, e incluso mejorar el sueño y su patrón de comidas.

Investigadores del “Medical Center Beth Israel para la Música y Medicina ‘Louis Armstrong’” realizaron un estudio, que incluyó a 272 bebés prematuros de 32 semanas de gestación. Se examinaron los efectos de tres tipos de música:

  • Una canción de cuna seleccionada y cantada por los propios padres del bebé.
  • Un «Ocean Drum«, o tambor oceánico,  un instrumento redondo, que imita los sonidos de la matriz y del mar.
  • Una “Gato Box” o cajón de gato, un instrumento de percusión utilizado para simular los tonos del latido del corazón.

Los dos instrumentos los tocaron en directo musicoterapeutas certificados, que hacían coincidir su música con la respiración y los latidos del corazón de los bebés.

 

Los investigadores descubrieron que el “Gato Box”, el “Ocean Drum” y los cantes, desaceleraron el ritmo cardíaco de los bebés, aunque el canto fue el más efectivo.

La canción de cuna también aumentó el hecho de que los bebés quedaran en silencio escuchando la música. El acto de chupar el pecho de la madre mejoró más con la “Gato Box”, mientras que el “Ocean disc” mejoró el sueño de los bebés. La musicoterapia también redujo el estrés de los padres, dice Joanne Loewy, autora principal del estudio y directora del centro de Armstrong y co-editora de la revista Música y Medicina.

«Hay algo acerca de la música – la música en particular en vivo – que excita y activa el cuerpo», dice Loewy, cuyo trabajo es parte de un movimiento creciente de los musicoterapeutas y psicólogos que están investigando el uso de la música en la medicina para ayudar a los pacientes en lidiar con el dolor, la depresión y posiblemente la enfermedad de Alzheimer. «La música puede mejorar la calidad de vida y puede, además, promover la recuperación de los enfermos.»

Música para tratar el dolor y reducir el estrés

Mientras que la música siempre ha sido reconocida como una forma eficaz de terapia para dar salida a las emociones, el hecho de usar una canción, frecuencias de sonido y ritmo para tratar dolencias físicas es relativamente nuevo, dice el psicólogo Daniel J. Levitin, que estudia la neurociencia de la música en la Universidad de McGill en Montreal. Una gran cantidad de nuevos estudios están garantizando los beneficios de la música en la salud mental y física. Por ejemplo, en un estudio a 400 personas, Levitin y sus compañeros de investigación, encontraron que la música mejora la función del sistema inmunológico del cuerpo y reduce el estrés. Escuchar música también hace que sea más eficaz que los medicamentos recetados para reducir la ansiedad antes de una cirugía.

Un estudio reciente sobre la relación entre la música y el estrés, encontró que la música puede ayudar a calmar los pacientes de las salas de emergencias pediátricas. En un estudio con 42 niños de 3 a 11 años, investigadores de la Universidad de Alberta, descubrieron que los pacientes que escucharon música relajante mientras se les insertaba la vía intravenosa reportaron significativamente menos dolor, y algunos mostraron significativamente menos angustia, en comparación con los pacientes que no escuchan música. Además, en el grupo que escuchaba música, más de dos tercios de los profesionales de la salud, informaron que las vías intravenosas eran mucho más fáciles de administrar – en comparación con el 38% de los enfermeros y médicos que trataban al grupo que no escuchaba música.«Cada vez hay más evidencia científica que demuestran que el cerebro responde a la música en formas muy específicas», dice Lisa Hartling, profesora de pediatría en la Universidad de Alberta y autora principal del estudio.

El poder curativo de la vibración

En definitiva, la música es sonido, y el sonido se basa en vibraciones. Liderados por Lee Bartel, profesor de música en la Universidad de Toronto, varios investigadores están explorando si las vibraciones sonoras absorbidas por el cuerpo pueden ayudar a aliviar los síntomas de la enfermedad de Parkinson, la fibromialgia y la depresión. Conocida como la terapia ‘vibroacústica’, implica el uso de baja frecuencia de sonido – similar a un ruido sordo – para producir vibraciones que se aplican directamente al cuerpo. Durante la terapia ‘vibroacústica’, el paciente se acuesta sobre una colchoneta o cama o sentado en una silla con altavoces incustrados, que transmiten vibraciones a frecuencias específicas generadas por ordenador que pueden ser oídas y sentidas, dice Bartel. Él compara el proceso a la persona que se sienta en un subwoofer.

En lugar de ver la música sólo como un fenómeno cultural, Bartel dice, el arte debe ser visto como un estímulo vibratorio que tiene dimensiones cognitivas y de memoria.

«Sólo cuando lo miramos de esta manera podemos empezar a ver la interfaz de cómo el cerebro y el cuerpo trabajan juntos»

Como habéis podido comprobar científicamente, la música está cada día más estudiada y sus beneficios están más que contrastados. Ahora imagínate que no sólo escuchas música, sino que además eres capaz de tocarla con instrumento y eres tú el que produces esas vibraciones sanadoras. La música es salud, la música es vida.

Escuela de Música Glinka

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